viernes, 14 de mayo de 2010

EL PASTOR Y EL PRINCIPE.



EDUARDO GONZALEZ PÉREZ
Directivo de la Federación de Salto del Pastor y uno de los fundadores de la Escuela de Garrote La Revoliá y de la Pila de Garrote de Vecindario.
Fotografías y documentos: Archivo Gráfico y Sonoro “Escuela de Garrote LA REVOLIÁ”

Hubo una vez un príncipe que, de viaje por las Ínsulas de Canarias, quiso conocer algunas de las intimidades de los que en el futuro les rendirían pleitesía y vasallaje. Y, como candidato a la corona, requirió en su corte móvil y viajera la presencia de alguien que fuera un ejemplo representativo de las gentes del lugar.

A condes y terratenientes ya conocía, a gente poderosa y de grandes dineros también. Y no siendo éstos quienes pusieran de manifiesto las particularidades de los vecinos de la comarca, la mayoría aparceros y gente humilde, a alguien se le ocurrió que fuese un pastor quien los significara.

Entonces acudió Miguelito Mayor a la cita. Pastor originario de las cumbres de Gran Canaria llevaba muchos años asentado por tierras del sureste, tierras que conocía bien ya que las continuas “mudás” de ganado le había hecho correr detrás de las cabras y ovejas por esta geografía sureña.

La corte se engalanó para la ocasión. Una gran bandera roja y gualda, con su enorme escudo bordado de yugo y flechas, presidía la ceremonia. Miguelito, a pesar del calor de aquel día, se enfundó su chaqueta de lana, la que muchas veces la había resguardado del frío allá en Los Cascajales, se colgó del hombro su batijero y, empuñando su garrote, se dirigió hacia la comitiva.
El príncipe sin corona. El pastor con sombrero. Ambos se dieron la mano.

Este encuentro sucedió en marzo de 1973, en el Cruce de Sardina, municipio de Santa Lucia de Tirajana. Desconozco lo que entre ellos hablaron como así mismo desconocía el príncipe que el pastor, siendo poeta, escondía bajo su sombrero la siguiente poesía:

Yo nací en una cabaña
en una alta cumbre
de una angosta atalaya.
La risa me da compaña
y el divino sol me alumbra
...

(se puede leer el artículo y los versos completos en el siguiente enlace http://www.saltodelpastorcanario.org/ )



Hoy, treintaisiete años después de aquel encuentro, el príncipe hace mucho que consiguió su corona y es rey de su país. En cambio, los nietos y bisnietos de Miguelito Mayor siguen guardando cabras. Tienen muy claro que las coronas, por mucho que las intentes ordeñar, no dan leche.

...desde el sureste, un abrazo.

Eduardo González.

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