miércoles, 27 de enero de 2010

ROQUE CALERO: "NO HAY DINERO PARA REALIZAR LAS ENORMES INVERSIONES DE LOS TRENES DE CANARIAS"

FUENTE: canarias24horas.com


El catedrático de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Roque Calero, analizó para el programa La Trapera de Radio San Borondón cómo se debería afrontar el futuro del transporte en Canarias y se muestra convencido de que no hay dinero para realizar las enormes inversiones que requiere el tren, máxime cuando hablamos de un momento en el que el país está en quiebra, y todavía no se vislumbra el fondo del abismo, y añade que basta con mirar cuál es el comportamiento de Madrid cuando desde los cabildos de Gran Canaria y Tenerife dicen que el Estado va a pagar los proyectos ferroviarios.

Afirma que desgraciadamente los políticos se han convertido en una clase política, se trata de gente que vive dentro de ese sistema, se mueven dentro del sistema con sus propias reglas y sus propias leyes y se creen al margen de todo.

Calero explica que hace un tiempo leyó un libro escrito por un autor americano que analizaba la administración estadounidense, que desde luego es mucho más eficiente que la española, y llegaba a la conclusión de que unos 10.000 funcionarios del país eran capaces de independizarse del sistema, ya que eran capaces de generar trabajo para sí mismos, algo que es impensable en España, un ejemplo de cómo funcionan los grupos cerrados como los partidos políticos, dirigidos por muy pocos, que son los líderes de los partidos, y ellos se lo guisan y ellos se lo comen, se ponen sus sueldos y se los suben cuando lo estiman, mientras que el resto de la población sólo son aquellos que van a votar un día y desde ese momento parece como si les otorgáramos toda la investidura para hacer lo que les plazca.

Cómo romper ese clan es la clave para cambiar esta sociedad, lo que podría venir tras una sublevación social tras los desmanes cometidos. Sobre el proyecto del tren del norte de Tenerife, Roque Calero recuerda a la población que afectados somos todos, porque se trata de un proyecto que va a crear tal servidumbre, no sólo de espacio, sino económica, de mantenimiento y de explotación del equipo, que arruinará a todo el mundo, aunque explica que como es evidente, habrá determinadas personas que se verán afectados positivamente aún cuando la gran mayoría se vea muy perjudicada.

El experto se muestra convencido de que no hay dinero para realizar las enormes inversiones que requiere el tren, máxime cuando hablamos de un momento en el que el país está en quiebra, y todavía no se vislumbra el fondo del abismo, y añade que basta con mirar cuál es el comportamiento de Madrid cuando desde los cabildos de Gran Canaria y Tenerife dicen que el Estado va a pagar los proyectos ferroviarios.

Recuerda que los proyectos de los trenes del sur de Gran Canaria y Tenerife asciende a 25 millones de euros, a lo que habría que añadir otros 15 millones más con este proyecto del tren del norte de Tenerife y expone además que el Estado ha puesto a regañadientes unos 10 millones, ampliados posteriormente otros 5 millones, pero quién pone el resto, puesto que como están las cosas hoy en día por causa de la crisis es imposible que los cabildos insulares de ambas islas afronten esa desorbitada cantidad de dinero, sobre todo cuando sólo estamos hablando del proyecto, es decir, la elaboración del documento. Roque Calero opina que sería indigno que los cabildos se atrevieran a gastarse tantos millones de euros tan sólo para elaborar el proyecto del tren, cuando Madrid tampoco tiene dinero para llevar a cabo proyectos como estos que no son necesarios, cuando hablamos de que poner en marcha los proyectos costaría más de 3.000 millones de euros.
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El catedrático de la ULPGC reflexiona sobre el hecho de que incluso si el Estado diera esa cantidad de dinero, sería justo que los cabildos invirtieran en proyectos nada necesarios teniendo en cuenta la situación económica que atraviesa Canarias hoy en día, o sería más necesario fomentar políticas de empleo, mejorar la sanidad y la educación y, sobre todo, las políticas sociales.
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Desde su punto de vista, es penoso que el objetivo de los políticos sea construir un tren que como mucho rebajará el viaje al sur de las islas veinte minutos, siempre y cuando el usuario viva cerca de las paradas, cuando se podrían realizar proyectos altamente beneficiosos para la sociedad, por ello, asegura que los trenes es algo tan absurdo y disparatado, que evidencia que la clase política da la espalda a los ciudadanos e ignora lo que realmente está pasando.

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